mercredi 7 février 2024

Lecturas antes de Fenómenos - I

 

Lectura inicial

El aspirante a sacerdote o Jeque desde temprana edad se le aislaba de sus padres y se le internaba en una “cuca”, lugar donde recibía la formación sacerdotal; se le sometía a ayunos y duras disciplinas; abstinencia de carne y de todo condimento. Doce años permanecía en el internado, en perfecta castidad, aprendiendo los secretos curativos de las plantas; se adiestraba en los conjuros; en el arte de hablar con los demonios y espíritus; se le enseñaba el curso de los astros; de tal manera que terminaba siendo un erudito en astronomía y en la doctrina y preceptos de Bachué, en las tradiciones y las glorias pasadas de su pueblo y brindándosele capacitación en el idioma que tenía que hablarle a los creyentes”.

Eutimio Reyes Manosalva, Leyendas y Mitos Indígenas Cundiboyacenses.

Reflexión

Los cursos de Fenómenos de Transporte tienen muy mala fama tanto entre estudiantes como entre profesores. En los primeros se genera un temor (apenas entendible) por la naturaleza abstracta de las matemáticas que se manejan; tensores, operadores diferenciales, ecuaciones diferenciales en derivadas parciales, soluciones con series y geometría no plana sazonan los modelos matemáticos que se discuten durante el semestre. En cuanto a los segundos, algunos colegas observan un respeto distante y a veces un resquemor hacia el curso; es quizá un sentimiento parecido a no tener ganas de abrazar un erizo. Por experiencia propia, creo que ambas actitudes pueden en parte entenderse por la frialdad y poco entusiasmo que tradicionalmente se transmiten a la hora de discutir los fenómenos de transporte y sus modelos matemáticos. Yendo quizá un poco lejos, me atrevo a decir que, de hecho, una de las causas de lo anterior son la contemplación, veneración y seguimiento casi ciego del hermoso clásico de la literatura de ingeniería química llamado “Fenómenos de Transporte” de Robert Byron Bird, Warren Earl Stewart y Edwin Niblock Lightfoot, Jr; llamado en el ámbito académico internacional simplemente BSL. Pero, la belleza es un concepto muy subjetivo y transitorio para los seres humanos. Aunque BSL es sin duda un pilar de la ingeniería química moderna, lo cierto es que, como muchos clásicos, la mayoría de nosotros no estamos preparados para él cuando lo conocemos por primera, segunda y hasta quién sabe qué vez. Esto se da en gran medida por la evolución natural de los modelos educativos. Para la época de la publicación de BSL, la denominada educación superior seguía un modelo de aprendizaje que podemos llamar de fuerza bruta amén del hecho de que la información no tenía ni el enorme acceso, ni la diversidad, ni el abrumador flujo del que gozamos hoy. Los estudiantes debían romperse el coco durante horas y horas de estudio usando herramientas que ahora mismo, atrevidamente, podrían ser llamadas precarias. Así, libros como BSL tratan de manera tosca al estudiante siendo ello notable, por ejemplo, en aquellos pasajes en que se postulan soluciones infamemente obvias para los escritores del libro. Mas, sin embargo, todos los esfuerzos intelectuales que desde su publicación han acarreado para estudiantes y profesores de tratar de seguirle el paso a BSL no han sido, ni son, ni serán en vano. “La fama cuesta”, dice mi mamá, tal como lo expresa la lectura con que abrimos esta clase. En ella, se hacen patentes las fortísimas demandas intelectuales y físicas que acarreaba el poder llegar a ocupar un puesto privilegiado en la sociedad indígena cundiboyacense. Aunque afortunadamente los métodos descritos en la lectura han pasado a la historia, la esencia del porqué éstos se aplicaban se mantiene. En este sentido, no es mentira que Fenómenos de Transporte es uno de los cursos más difíciles de Ingeniería Química y que como tal su estudio exige muchísimo tiempo y disciplina. Pero, tal como a menudo sucede en las románticas historias de búsquedas de tesoros, al final, el héroe (en este caso usted como estudiante) se verá recompensado por una riqueza intelectual y modo de pensamiento que le permitirá tanto hacer un ejercicio ingenieril valioso como una serie de reflexiones sobre la naturaleza que antes quizá no habría imaginado.